3 de agosto de 2012

Buenos dias princesa!

Dime si habrá algo más bonito que despertar a tu lado cada día, susurrarte que te quiero es mi particular manía si apareces en mis sueños, me adormeces, me meces con tus dedos, me enloqueces eres mi única alegría. Y cada mañana pienso robarte uno de tus besos amarrado a la razón de un corazón que late en verso, regalarte amaneceres y placer en cada esquina de la cama, siempre seguirá viva nuestra llama. Eres lo mejor que tengo, lo mejor que tuve, lo mejor que tendré en esta vida, un amor que sube llega hasta las nubes y allí vuela, jugar a no perderte, a abrazarte fuerte a quererte tanto que me duela. A tu lado todo es diferente el olor de tu perfume me enamora cuando vuelves, pasear de la mano a tu lado hasta perderme, decirte que te quiero, “te quiero” y así sera para siempre y se que no puedo bajarte una estrella pero también se que te voy a tratar como a una de ellas, ni te imaginas la cara de tonto que se me queda cuando leo tus mensajes y te imagino aquí cerca y por mucha distancia que nos separe piénsalo, el corazón no cambia de opinión.


Y eres tú, la única que me hace sentir vivo, que me enseño a querer como se quiere de verdad, capaz de despertar las ilusiones y sentidos, viajar a nuestros sueños de la mano hasta el final. Eres única, la musa de mi música princesa saldremos adelante a pesar de los problemas, y lo que no a separado la distancia no lo va a separar nadie bailemos bajo la luna nuestro tema…


Prefiero parar el tiempo, cambio toda una vida por un segundo a tu lado en este cuento mi niña, vivo de tus sonrisas y me pierdo en tu mirada, cada mañana me inunda tu recuerdo y quiero tenerte cerca tan cerca que no respire, en el choque de tus labios mi boca no saldrá ilesa, a pesar de la distancia quien la sigue la consigue déjame decirte que: buenos días mi princesa.


Hoy quiero, llevarte el desayuno hasta la cama, que me comas a besos mi boca nunca se acaba, amarte hasta de madrugada, mientras escalas por mi cuerpo gastaremos el tiempo entre las sábanas.
Subir hasta la luna cada noche, quererte hasta que duela contando las estrellas a tu lado, pensarte con los labios, dibujar corazones con tu nombre y llevarte a mi planeta de la mano. Júrame que me quieres, promete que me esperarás por siempre, que todo lo que sientes será eterno, que el miedo ya no vuelve, que sepas que nunca vas a perderme, que tu eres niña lo mejor que tengo y que sueño
con verte en un futuro aquí a mi lado, mariposas en el vientre miradas que se cruzaron y acabaron de la mano sin separarse un segundo, si tiramos la toalla será pa ducharnos juntos…

15 de abril de 2012

Dime como vistes y te dire quien eres

Pijos, heavies, hippies, mods, ursulinas, punks, hiphoperos, graffiteros, skates, rockeros… con quién te identificas? Que cada cual viste como quiere en los tiempos que corren está más que claro. Que las modas arrasan, también y que para muchos su ropa es el envoltorio que utilizan para mostrarse al mundo, no cabe duda. Pero, ¿puede la indumentaria determinar nuestro comportamiento? La sabiduría popular desdeñó esta creencia acuñando la frase “el habito no hace al monje” pero un reciente estudio afirma lo contrario. Parece ser que si existe un impacto de la ropa que escogemos sobre nuestras acciones y estados de ánimo, vamos, sobre nuestra propia psicología.
La Northwestern University de Chicago decidió observar el comportamiento de un grupo de estudiantes a los que se les encomendó desempeñar determinadas tareas ataviados con idéntica bata blanca: a unos se les dijo que la bata era de médico y a los otros que era de pintor. Los investigadores llegaron a esta conclusión:  aquellos que asimilaron su vestir a la praxis médica cumplieron con su cometido de manera más rigurosa y responsable que aquellos que percibieron su atuendo como eso que le sirve al pintor para no mancharse.

Según el Dr. Galinsky, uno de los impulsores de este proyecto publicado en The Journal of Experimental Social Psychology, la ropa que te pones, o más concretamente, el significado que ésta tiene, predispone tu manera de actuar, “especialmente cuando se trata de un uniforme o un disfraz: estos nos ayudan a meternos en un papel hasta el punto que de ellos depende nuestro éxito o credibilidad “.

Desde luego, no cabe duda que en el cine, el teatro o la televisión la caracterización de los personajes es esencial para su verosimilitud. ¿Te imaginas a las chicas de Gossip Girl o de Sexo en Nueva York sin su maravilloso fondo de armario? Noooooooooooooooooo, claro que no sería lo mismo, no podrías gozar de esos fantásticos looks que son en ocasiones inspiración para el común de los mortales.

Hasta tal punto determina la ropa nuestra forma de ser, y no al revés, que la psicóloga Jennifer Baumgartner, en su libro You Are What You Wear (Eres lo que vistes), establece una serie de premisas que muestran los diversos prototipos existentes. ¿Encajas en alguno?

- Nunca tiras ropa, tienes el llamado “Sindrome de Diógenes”: te empeñas en seguir conectad@ al pasado a través de tu armario.

- Vistes prendas neutras, carentes de accesorios y complementos: eres conformista y comodón(@). No te atreves a llamar la atención.

- Te encantan las maxi prendas: te niegas a asumir tu talla porque tienes una percepción de tu cuerpo distorsionada.

- Te chifla lo demasiado sexy o inapropiada: buscas la atención equivocada.

- No vistes acorde a tu edad : intentas vestir de acuerdo a la edad que sientes pero te has quedado a medio camino entre lo que tú ves y lo que ven los demás.

- Eres demasiado seri@ vistiendo, parece que fueras a la oficina: te valoras en función de tus logros profesionales.

- Utilizas ropa logotizada, “yo sin mi logo no salgo”: crees que tu estatus económico es la clave de la aceptación social.


18 de marzo de 2012

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-Soy la princesa de un cuento que no se llegó a escribir, te miro me río y no se que decir, fuera de mi cabeza que piensa siempre con torpeza, que quiero vivir y quiero sentir todo lo que tu sentías hace solo unos días, que no se vivir si no es contigo, que si hace falta me hago mendiga. Por tí yo iría al fin de la maravillas, por tí moría aunque fuese por unos días, que me siento tan sola en este mundo, que todo lo que tenía eras tú y ya ves, ya no estás aquí, y ahora, me toca amí vivir, mejor callar, para qué volver hablar? mejor vivir, para qué estar infeliz? Para que llorar? Para qué estar siempre mal? Para qué vovler? Si sé que puedo perder... Y luego pienso y siento que te quiero...