Pijos, heavies, hippies, mods, ursulinas, punks, hiphoperos, graffiteros, skates, rockeros… con quién te identificas? Que cada cual viste como quiere en los tiempos que corren está más que claro. Que las modas arrasan, también y que para muchos su ropa es el envoltorio que utilizan para mostrarse al mundo, no cabe duda. Pero, ¿puede la indumentaria determinar nuestro comportamiento? La sabiduría popular desdeñó esta creencia acuñando la frase “el habito no hace al monje” pero un reciente estudio afirma lo contrario. Parece ser que si existe un impacto de la ropa que escogemos sobre nuestras acciones y estados de ánimo, vamos, sobre nuestra propia psicología.
La Northwestern University de Chicago decidió observar el comportamiento de un grupo de estudiantes a los que se les encomendó desempeñar determinadas tareas ataviados con idéntica bata blanca: a unos se les dijo que la bata era de médico y a los otros que era de pintor. Los investigadores llegaron a esta conclusión: aquellos que asimilaron su vestir a la praxis médica cumplieron con su cometido de manera más rigurosa y responsable que aquellos que percibieron su atuendo como eso que le sirve al pintor para no mancharse.
Según el Dr. Galinsky, uno de los impulsores de este proyecto publicado en The Journal of Experimental Social Psychology, la ropa que te pones, o más concretamente, el significado que ésta tiene, predispone tu manera de actuar, “especialmente cuando se trata de un uniforme o un disfraz: estos nos ayudan a meternos en un papel hasta el punto que de ellos depende nuestro éxito o credibilidad “.
Desde luego, no cabe duda que en el cine, el teatro o la televisión la caracterización de los personajes es esencial para su verosimilitud. ¿Te imaginas a las chicas de Gossip Girl o de Sexo en Nueva York sin su maravilloso fondo de armario? Noooooooooooooooooo, claro que no sería lo mismo, no podrías gozar de esos fantásticos looks que son en ocasiones inspiración para el común de los mortales.
Hasta tal punto determina la ropa nuestra forma de ser, y no al revés, que la psicóloga Jennifer Baumgartner, en su libro You Are What You Wear (Eres lo que vistes), establece una serie de premisas que muestran los diversos prototipos existentes. ¿Encajas en alguno?
- Nunca tiras ropa, tienes el llamado “Sindrome de Diógenes”: te empeñas en seguir conectad@ al pasado a través de tu armario.
- Vistes prendas neutras, carentes de accesorios y complementos: eres conformista y comodón(@). No te atreves a llamar la atención.
- Te encantan las maxi prendas: te niegas a asumir tu talla porque tienes una percepción de tu cuerpo distorsionada.
- Te chifla lo demasiado sexy o inapropiada: buscas la atención equivocada.
- No vistes acorde a tu edad : intentas vestir de acuerdo a la edad que sientes pero te has quedado a medio camino entre lo que tú ves y lo que ven los demás.
- Eres demasiado seri@ vistiendo, parece que fueras a la oficina: te valoras en función de tus logros profesionales.
- Utilizas ropa logotizada, “yo sin mi logo no salgo”: crees que tu estatus económico es la clave de la aceptación social.